LAS TURBULENCIAS.
Todas estás acciones hacen que la fuerza que mantiene al avión en el aire (la sustentación) pueda variar repentinamente. La sustentación depende de la densidad del aire, y si el avión entra en una corriente de aire caliente, por ejemplo, puede perder parte de su sustentación de golpe, dando lugar a una turbulencia (como si el avión pasara por unos baches). Ni que hablar entonces de ráfagas de aire que golpeen el avión o hagan variar su velocidad respecto al aire (es lo que más influye en la sustentación). Entenderéis ahora el mérito que tiene que el avión se mueva tan poco a lo largo de un viaje.
El avión, por supuesto, está diseñado para absorber la mayor parte de esas turbulencias. Por eso, el pasajero no tiene sensación de estar volando, a diferencia de nuestro papelito. Además, el avión dispone de un sistema (el weather radar) que le indica donde están las tormentas y corrientes, para que pueda evitarlas.
Sin embargo, a pesar de todo esto, puede ocurrir, como Luz decía, que un avión pequeño se vea en algún apuro de encontrarse con turbulencias severas o extremas. Me explico. En crucero, no pasa nada: pierdes un poco de altura, un susto y vuelves a recuperar el control. Pero imaginad que justamente se da en la aproximación final, con baja visibilidad y a pocos metros del suelo. Esa perdida de altura podría ser fatal. Por este motivo, se prohíben los aterrizajes cuando las condiciones son adversas o el viento supera cierta velocidad. Cuando no se cumplen estas recomendaciones, es cuando ocurren los accidentes.
Para terminar, y para mostraros que lo normal (y si se siguen las recomendaciones) es que no pase nada, os dejo unos impresionantes aterrizajes con viento cruzado y ráfagas laterales en el aeropuerto de Hong Kong. No es exactamente turbulencias, pero merecen la pena:
El avión, por supuesto, está diseñado para absorber la mayor parte de esas turbulencias. Por eso, el pasajero no tiene sensación de estar volando, a diferencia de nuestro papelito. Además, el avión dispone de un sistema (el weather radar) que le indica donde están las tormentas y corrientes, para que pueda evitarlas.
Sin embargo, a pesar de todo esto, puede ocurrir, como Luz decía, que un avión pequeño se vea en algún apuro de encontrarse con turbulencias severas o extremas. Me explico. En crucero, no pasa nada: pierdes un poco de altura, un susto y vuelves a recuperar el control. Pero imaginad que justamente se da en la aproximación final, con baja visibilidad y a pocos metros del suelo. Esa perdida de altura podría ser fatal. Por este motivo, se prohíben los aterrizajes cuando las condiciones son adversas o el viento supera cierta velocidad. Cuando no se cumplen estas recomendaciones, es cuando ocurren los accidentes.
Para terminar, y para mostraros que lo normal (y si se siguen las recomendaciones) es que no pase nada, os dejo unos impresionantes aterrizajes con viento cruzado y ráfagas laterales en el aeropuerto de Hong Kong. No es exactamente turbulencias, pero merecen la pena:
http://los-porques.blogspot.com/2011/01/que-son-las-turbulencias.html
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